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Ejercicio de Quinario. Martes.

Copia el enlace para el Rezo del Santo Rosario.

https://www.youtube.com/watch?v=Kzo2Io_Ekbs&app=desktop&fbclid=IwAR3YEtkg6YXWS0fnkz5Cfxzoe5JtqIg-FL9HjLwe0GRaA4E-GCLlNaAvYBo

EJERCICIO DE QUINARIO ¡Dulcísimo Jesús Nazareno! Postrado a vuestros pies, reconozco mis ingratitudes para con vos, y, arrepentido de mis pecados, propongo con vuestra ayuda, no volver a ofenderos. Animado por vuestra infinita bondad por los muchos favores que otorgáis a los que imploran ante vuestra misericordia y perdón, os pido, ¡oh, mi buen Jesús!, que, en memoria de Pasión, atendáis mis súplicas en este quinario si son de vuestro agrado provecho de mi alma. Amén. (Pídase la gracia que se desea conseguir) INVOCACIONES Jesús Nazareno, por vuestra Pasión, tened misericordia de nosotros. (Padre Nuestro, Ave María y Gloria) Jesús Nazareno, encended en nuestros corazones vuestro amor. (Padre Nuestro, Ave María y Gloria) Jesús Nazareno, salvad nuestras almas redimidas con vuestra sangre. (Padre Nuestro, Ave María y Gloria)

ORACIÓN FINAL ¡Padre nuestro Jesús Nazareno! Al considerar vuestra bondad y vuestro amparo conmigo, un grito de gratitud sale de mis labios, diciéndoos: Jesús os amo. Por vuestro amor bajasteis a la tierra y sufristeis dolores muriendo elevado en una cruz; por nuestro amor disteis como manjar, Sacramento de nuestros altares; por nuestro amor os manifestáis en esa Imagen bendita, coronado de espinas, con los ojos lánguidos y el rostro dolorido, símbolo de vuestro sufrimiento. Gracias, Señor. Y para corresponder a tantos favores, os pido la gracia de cumplir siempre vuestra ley santa y de morir en vuestro amor. Amén.

Lecturas del Martes de la 3ª semana de Cuaresma

Martes, 17 de marzo de 2020

Primera lectura

Lectura de la profecía de Daniel (3,25.34-43): EN aquellos días, Azarías, puesto en pie, oró de esta forma; alzó la voz en medio del fuego y dijo: «Por el honor de tu nombre, no nos desampares para siempre, no rompas tu alianza, no apartes de nosotros tu misericordia. Por Abrahán, tu amigo; por Isaac, tu siervo; por Israel, tu consagrado; a quienes prometiste multiplicar su descendencia como las estrellas del cielo, como la arena de las playas marinas. Pero ahora, Señor, somos el más pequeño de todos los pueblos; hoy estamos humillados por toda la tierra a causa de nuestros pecados. En este momento no tenemos príncipes, ni profetas, ni jefes; ni holocausto, ni sacrificios, ni ofrendas, ni incienso; ni un sitio donde ofrecerte primicias, para alcanzar misericordia. Por eso, acepta nuestro corazón contrito y nuestro espíritu humilde, como un holocausto de carneros y toros o una multitud de corderos cebados. Que este sea hoy nuestro sacrificio, y que sea agradable en tu presencia: porque los que en ti confían no quedan defraudados. Ahora te seguimos de todo corazón, te respetamos, y buscamos tu rostro; no nos defraudes, Señor; trátanos según tu piedad, según tu gran misericordia. Líbranos con tu poder maravilloso y da gloria a tu nombre, Señor». Palabra de Dios

Salmo

Sal 24,4-5ab.6.7bc.8-9 R/. Recuerda, Señor, tu ternura V/. Señor, enséñame tus caminos, instrúyeme en tus sendas: haz que camine con lealtad; enséñame, porque tú eres mi Dios y Salvador. R/. V/. Recuerda, Señor, que tu ternura y tu misericordia son eternas; acuérdate de mí con misericordia, por tu bondad, Señor. R/. V/. El Señor es bueno y es recto, y enseña el camino a los pecadores; hace caminar a los humildes con rectitud, enseña su camino a los humildes. R/.

Evangelio

Lectura del santo evangelio según san Mateo (18,21-35): EN aquel tiempo, acercándose Pedro a Jesús le preguntó: «Señor, si mi hermano me ofende, ¿cuántas veces tengo que perdonarlo? ¿Hasta siete veces?». Jesús le contesta: «No te digo hasta siete veces, sino hasta setenta veces siete. Por esto, se parece el reino de los cielos a un rey que quiso ajustar las cuentas con sus criados. Al empezar a ajustarlas, le presentaron uno que debía diez mil talentos. Como no tenía con qué pagar, el señor mandó que lo vendieran a él con su mujer y sus hijos y todas sus posesiones, y que pagara así. El criado, arrojándose a sus pies, le suplicaba diciendo: “Ten paciencia conmigo y te lo pagaré todo”. Se compadeció el señor de aquel criado y lo dejó marchar, perdonándole la deuda. Pero al salir, el criado aquel encontró a uno de sus compañeros que le debía cien denarios y, agarrándolo, lo estrangulaba diciendo: “Págame lo que me debes”. El compañero, arrojándose a sus pies, le rogaba diciendo: “Ten paciencia conmigo y te lo pagaré”. Pero él se negó y fue y lo metió en la cárcel hasta que pagara lo que debía. Sus compañeros, al ver lo ocurrido, quedaron consternados y fueron a contarle a su señor todo lo sucedido. Entonces el señor lo llamó y le dijo: “¡Siervo malvado! Toda aquella deuda te la perdoné porque me lo rogaste. ¿No debías tú también tener compasión de tu compañero, como yo tuve compasión de ti?”. Y el señor, indignado, lo entregó a los verdugos hasta que pagara toda la deuda. Lo mismo hará con vosotros mi Padre celestial, si cada cual no perdona de corazón a su hermano». Palabra del Señor


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