Ejercicio de Quinario. Viernes.
Copia el enlace para el Rezo del Santo Rosario.
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EJERCICIO DE QUINARIO ¡Dulcísimo Jesús Nazareno! Postrado a vuestros pies, reconozco mis ingratitudes para con vos, y, arrepentido de mis pecados, propongo con vuestra ayuda, no volver a ofenderos. Animado por vuestra infinita bondad por los muchos favores que otorgáis a los que imploran ante vuestra misericordia y perdón, os pido, ¡oh, mi buen Jesús!, que, en memoria de Pasión, atendáis mis súplicas en este quinario si son de vuestro agrado provecho de mi alma. Amén. (Pídase la gracia que se desea conseguir) INVOCACIONES Jesús Nazareno, por vuestra Pasión, tened misericordia de nosotros. (Padre Nuestro, Ave María y Gloria) Jesús Nazareno, encended en nuestros corazones vuestro amor. (Padre Nuestro, Ave María y Gloria) Jesús Nazareno, salvad nuestras almas redimidas con vuestra sangre. (Padre Nuestro, Ave María y Gloria)
ORACIÓN FINAL ¡Padre nuestro Jesús Nazareno! Al considerar vuestra bondad y vuestro amparo conmigo, un grito de gratitud sale de mis labios, diciéndoos: Jesús os amo. Por vuestro amor bajasteis a la tierra y sufristeis dolores muriendo elevado en una cruz; por nuestro amor disteis como manjar, Sacramento de nuestros altares; por nuestro amor os manifestáis en esa Imagen bendita, coronado de espinas, con los ojos lánguidos y el rostro dolorido, símbolo de vuestro sufrimiento. Gracias, Señor. Y para corresponder a tantos favores, os pido la gracia de cumplir siempre vuestra ley santa y de morir en vuestro amor. Amén.
Lecturas del Viernes de la 3ª semana de Cuaresma
Viernes, 20 de marzo de 2020
Primera lectura
Lectura de la profecía de Oseas (14,2-10): ESTO dice el Señor: «Vuelve, Israel, al Señor tu Dios, porque tropezaste por tu falta. Tomad vuestras promesas con vosotros, y volved al Señor. Decidle: “Tú quitas toda falta, acepta el pacto. Pagaremos con nuestra confesión: Asiria no nos salvará, no volveremos a montar a caballo, y no llamaremos ya ‘nuestro Dios’ a la obra de nuestras manos. En ti el huérfano encuentra compasión”. “Curaré su deslealtad, los amaré generosamente, porque mi ira se apartó de ellos. Seré para Israel como el rocío, florecerá como el lirio, echará sus raíces como los cedros del Líbano. Brotarán sus retoños y será su esplendor como el olivo, y su perfume como el del Líbano. Regresarán los que habitaban a su sombra, revivirán como el trigo, florecerán como la viña, será su renombre como el del vino del Líbano. Efraín, ¿qué tengo que ver con los ídolos? Yo soy quien le responde y lo vigila. Yo soy como un abeto siempre verde, de mí procede tu fruto”. ¿Quién será sabio, para comprender estas cosas, inteligente, para conocerlas? Porque los caminos del Señor son rectos: los justos los transitan, pero los traidores tropiezan en ellos». Palabra de Dios
Salmo
Sal 80,6c-8a.8bc-9.10-11ab.14.17 R/. Yo soy el Señor, Dios tuyo: escucha mi voz V/. Oigo un lenguaje desconocido: «Retiré sus hombros de la carga, y sus manos dejaron la espuerta. Clamaste en la aflicción, y te libré. R/. V/. Te respondí oculto entre los truenos, te puse a prueba junto a la fuente de Meribá. Escucha, pueblo mío, doy testimonio contra ti; ¡ojalá me escuchases, Israel! R/. V/. No tendrás un dios extraño, no adorarás un dios extranjero; yo soy el Señor, Dios tuyo, que te saqué del país de Egipto. R/. V/. ¡Ojalá me escuchase mi pueblo y caminase Israel por mi camino! Los alimentaría con flor de harina, los saciaría con miel silvestre». R/.
Evangelio
Lectura del santo evangelio según san Marcos (12,28b-34): EN aquel tiempo, un escriba se acercó a Jesús y le preguntó: «¿Qué mandamiento es el primero de todos?». Respondió Jesús: «El primero es: “Escucha, Israel, el Señor, nuestro Dios, es el único Señor: amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma, con toda tu mente, con todo tu ser”. El segundo es este: “Amarás a tu prójimo como a ti mismo”. No hay mandamiento mayor que estos». El escriba replicó: «Muy bien, Maestro, sin duda tienes razón cuando dices que el Señor es uno solo y no hay otro fuera de él; y que amarlo con todo el corazón, con todo el entendimiento y con todo el ser, y amar al prójimo como a uno mismo vale más que todos los holocaustos y sacrificios». Jesús, viendo que había respondido sensatamente, le dijo: «No estás lejos del reino de Dios». Y nadie se atrevió a hacerle más preguntas. Palabra del Señor.
Hoy, viernes, Via Crucis también.
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